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Sin alivio tras huir de la tortura

Detention Center

Pine Prairie, LA

Detention Status

In Custody

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Mientras Yasmany Jorge Borges Alfonso fue detenido en una prisión cubana, cuatro oficiales lo golpearon hasta que quedara inconsciente. Tomaron turnos pegándole en la cabeza con sus bastones, cada golpe más fuerte que el anterior. Mientras estaba tendido en el suelo tan duro como una roca, su frente goteaba con sangre. Las cortadas como consecuencia de su asalto fueron tan profundas que necesitaba 4 puntos de sutura. También perdió un diente por la paliza.

Testigo de Jehová practicante, Alfonso tiene creencias religiosas que le prohíben portar armas de fuego. Tampoco puede participar en la política de cualquier tipo. Esto no le gustó al gobierno cubano. Entonces la policía interrogó al hombre de 26 años antes de arrestarlo, detenerlo y casi matarlo.

Después de que Alfonso fue liberado de prisión, la hija de su novia durante mucho tiempo fue acosada e intimidada por sus compañeros de clase y maestros por las creencias de la familia. Aunque él no es el padre biológico de la niña, Alfonso pensaba en ella como su propia hija. Él no quería que ella sufriera, y tampoco quería experimentar otra ronda de tortura a manos de la policía cubana. No quería morir.

La persecución de la familia alcanzó un punto de ruptura; era momento de irse del país.

Alfonso, su novia y su hija volaron a Monterrey, México, donde se presentaron en un puerto de entrada. Como no estaban casados legalmente, su novia e hija fueron liberadas, mientras Alfonso fue llevado al Centro de Procesamiento del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en Pine Prairie. Han pasado ocho meses desde que abandonó su país, sólo para ser mantenido en cautiverio en los EEUU en la prisión de inmigrantes.

Alfonso tenía todos los documentos necesarios para ser considerado para libertad condicional. Pero su solicitud para libertad condicional fue denegada por la Oficina de Campo de ICE en Nueva Orleans, y el 7 de enero de 2019, un juez de inmigración también le negó su solicitud de asilo.

Mientras miraba al juez en la corte, estaba claro para Alfonso que el juez no le había escuchado - o creído - una palabra que él había dicho sobre la persecución que enfrentaba en Cuba.

“Me sentí como un joven adolescente allá arriba, estaba tan nervioso”, dijo. “Pero el juez ni siquiera me miró a los ojos. El juez fue desdeñoso y no estaba interesado en lo que tenía que decir”.

Alfonso se sintió especialmente ridiculizado cuando el juez afirmó que Cuba ya no era peligroso, antes de ordenar que fuera removido de los EEUU.

“Otros jueces en otros estados conceden el asilo, lo sé”, dijo Alfonso. “Los jueces aquí ni siquiera te miran a la cara, y no leen tus casos. Si lo hicieran, sabrían que Cuba no es seguro”.

Mientras tanto, la hija de su novia, de 13 años, se encuentra en una cama de hospital tras ser recientemente hospitalizada debido a una condición crónica del corazón que requería una cirugía a corazón abierto a la tierna edad de cinco años. Más que nada, Alfonso desea estar a su lado y proveer el apoyo emocional y monetario que ella necesita. Su separación de ella ha sido agotador.

Pero él no puede estar a su lado. Él es un prisionero, y su familia está desesperada por su liberación.

Como Rodríguez, Alfonso se pregunta por qué los jueces de inmigración en Luisiana y ICE están negándole a los cubanos su libertad.

Su teoría está perfectamente clara.

“[A los jueces] no les importa si estás diciendo la verdad”, dijo Alfonso. “Solo son racistas y te quieren fuera de aquí”.

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